CON TU TIC-TAC
Fuiste el motor de mi insignificante ser. Con tu incansable tic-tac
impulsaste mi total desarrollo.
Yo no sabía de tu existencia, hasta que un día cuando era muy niña corrí,
corrí excesivamente cuando jugaba, sentí que en mi pecho galopabas para
revindicar tu protesta.
Desde ese momento, supe de tu existencia y comprobé que te había
molestado.
Durante muchos años, te ignoré hice caso omiso a tus constantes
protestas, cuando te castigaba.
Cuando me hice mayor, empecé a castigarte de diferente forma.
A partir de entonces, fue mi mente pesimista la que te castigaba, porque
para hacer tu protesta acelerabas tu incansable tic-tac.
Durante tantos años has sido mi fiel amigo, dándome tu servicio
incondicional, yo a cambio ¿Qué te he dado? Nada, nunca te tuve en cuenta, si
alguna vez te cansaba en exceso, yo hacía caso omiso.
Hoy al borde del ocaso de mi ya larga vida, siento que ya no eres el
mismo, que en ocasiones tienes tus fallos, siento que tus tic-tac incansable ya
flaquea, y cómo mis facultades a veces menguas.
Pero yo sabré perdonarte porque tu eres mi compañero.
A partir de ahora, yo te mimaré como nunca lo hice, caminaré lento y
aprenderé a controlar mi mente, para que mis neuras no te dañen, quiero que estés
tranquilo y que tu tic-tac tenga su ritmo normal.
Quiero mimarte hasta el final de nuestros días.
Porque partiremos juntos como empezamos.
Manuela Llera Ramos