Yo dos cipreses planté
en la tierra del olvido,
dos cipreses yo sembré
para encontrarme contigo.
Algún día yo vendré.
Dos arbolitos estéril
por tiempos indefinidos,
nunca llego a florecer
no me explico los motivos.
Los cipreses no florecen
pero su hoja es perenne,
tú paciente espérame,
cuando el destino decida
yo a tu cita acudiré.
Paciente son los cipreses,
elevándose hasta cielo,
a llí triste quedaré
el final de mi desvelo.
Manuela Llera Ramos
El verde de la fe(ciprés),va siempre a la esperanza(el azul) del cielo.
ResponderEliminarHermosas palabras has dejado.
besos.
Triste prima pero precioso.Besitos grandes guapa.
ResponderEliminarHola querida Maria ...preciosos tus versos de amor a los cipreses ...me dio alegria verte por mi casa ...te deseo un feliz fin de semana con inmenso cariño
ResponderEliminarbesosssssssssssssssssssssss
Marina
Los cipreses esperan pacientes que les llegue el compañero, para emprender al camino y elevarse hacia el cielo.
ResponderEliminarGracia por tú gentil y siempre esperada vista.
También me pasa igual con mis macetones parecen que vuelan y algunos hasta se estrellan.
Saludos
Hola María, te había extraviado entre tantos seguidores, sólo se me actualizan 300 blogs, el resto tengo que ir saltando de blog en blog para encontraros, así que te pido disculpas por no haberte visitado antes,.
ResponderEliminarMe ha gustado tu poema, el ciprés siempre sube al cielo,es como el dedo de Dios que apunta al cielo para ese gran encuentro, y no hay que dar triste, al final, nos llegará el reposo y la verdadera luz.
Con ternura te dejo un beso
Sor.Cecilia
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGraias a todas-os por visitar mi blog es un placer que dejéis un comentario como prueba de vuestro paso.
ResponderEliminarUn besito