Siempre me gusta escuchar
unas notas musicales.
Bien el piar de los pájaros
o la lluvia en los cristales.
Murmullos del arroyuelo,
las notas de una guitarra,
el rugir de los felino,
el canto de la cigarra.
Todo es música en la vida.
El susurro de los árboles
cuando el viento los cimbrea,
y se mecen en el aire.
El zumbido de la abeja
cuando succiona en las flores.
El trinar de los jilgueros,
los graznidos de las aves.
El valido de la oveja,
las palmas de una ovación,
el recitar de los versos,
el ritmo de una canción.
El llorisqueo de un niño
en su protesta constante,
el susurro de la madre,
siempre intentando calmarle.
en su caminar sin fin,
la voz del enamorado,
el chasquido del delfín.
Manuela Llera Ramos